Ante un eminente cambio de gobierno y de sistema nos encontramos con la oportunidad de generar tiempos de cambio como sociedad. Debemos estar inmiscuidos en los proyectos y promesas que durante este periodo electoral, se desahogaron por parte de los múltiples candidatos.
Los cuales se desgastaron al prometer cosas que en el papel son alcanzables sin embargo en la realidad son muy complicadas de realizarse.
Focos rojos como la corrupción, la inseguridad y el desmedido desorden administrativo son algunos de los asuntos que están obligados a atender de manera inmediata, no solo con promesas sino con proyectos bien estructurados y sólidos.
Como uno de los principales retos visualizamos la adecuada formación de los equipos de trabajo que acompañaran a nuestros nuevos gobernantes durante los siguientes periodos de gobierno, pieza clave es integrar a los mejores perfiles que ocuparan las posiciones para poder exigir buenos resultados y la eficiencia en la manera de gobernar.
Tanto en el ámbito Federal, Estatal y Municipal se encuentra una realidad oscura, gris y difícil de enfrentar, con un lastre llamado corrupción infiltrado en todos los ámbitos de gobierno.
Este lastre impide que el funcionamiento de los gobiernos sean los adecuados para poder impulsar el desarrollo y el mejoramiento de las condiciones actuales del país.
Es bien sabido que no toda la responsabilidad cae en el gobierno de un buen funcionamiento de la sociedad, sin embargo, debe de ser el conducto para poder facilitar el desarrollo en todos los ámbitos.
El mejorar la calidad de vida de los más necesitados, así como el impulsar a los emprendedores para poder hacer sinergia con el desarrollo.
La confianza que se vio reflejada en las urnas debe ser retribuida con la obligación de generar un buen gobierno.
En el ámbito Federal nos encontramos con un proyecto maquilado durante 12 años tiempo que el presidente electo AMLO tardo en concretizar una victoria contundente sin lugar a duda, con la mayor de la simpatías de los votantes, con esta misma persistencia demostrada tendrá que trabajar para lograr lo que durante toda su campaña estuvo pregonando al cese de la corrupción, discurso que en ocasiones se tornó repetitivo y aburrido, sin embargo el trasfondo que esto implica requiere un gran trabajo así como una cirugía en todas las instituciones que se han encargado de mostrarse como verdaderos nichos de corrupción y malos manejos.
Con un Congreso a modo y un Senado a su favor cuenta con todas las armas para poder realizar todo lo que en campaña prometió, regresar al orden y buscar que el ejercicio de la función pública sea por vocación de servicio y no verlo como un botín como se ha visto en los últimos sexenios.
El vincular a los empresarios e inmiscuirlos en el desarrollo debe de ser clave para la generación de oportunidades y crecimiento económico, dando las condiciones necesarias para que las inversiones se vean reflejadas en el incremento de empleos con salarios dignos.
En esta nueva manera de gobernar vemos oportunidad para el ámbito empresarial que ha sido también afectado y socavado por el fantasma de la corrupción, llegando en ocasiones al grado de extorción por parte de funcionarios hacia el ámbito empresarial, esto se debe de terminar de inmediato las formas y filtros que se pongan deberán garantizar una sana relación de los que generan los empleos con los que ponen las condiciones para los mismos, empresarios vs gobierno.
Nos espera meses de mucho movimiento con los equipos de transición y un arranque de gobierno al parecer muy activo, esperemos que este dinamismo sea constante durante todo el sexenio buscando por todas partes que el país se vea beneficiado con un buen gobierno y un cambio de cultura hacia el lastre llamado corrupción.
Nuestro analista Ing. Alejandro Guevara Castellanos es el vice— Presidente de la Federación Mexicana de Colegios de Ingenieros Civiles.
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